• Ella y su hija son inseparables. Incluso mientras Carla vende ropa, su niña está al costado estudiando desde el teléfono móvil. Para incentivarla y mantenga el entusiasmo en sus clases, esta madre le canta, le baila y hasta ha aprendido a actuar.

Carla Martínez Chirinos debe ingeniárselas para que su única hija —su engreída—no se retrase en sus clases. Esto depende, en gran medida, de la cantidad de datos móviles que tenga disponible en su celular. Cuando no cuenta con los recursos para recargar su teléfono, su hija no puede continuar con sus clases. Pero eso no la desmotiva, por el contrario, con estas dificultades ha aprendido a valorar cada minuto que pasa con Luana, su niña de 8 años, jugando y aplicando los desafíos y experimentos que observan en la plataforma Aprende en Casa.

Inseparables, así son Carla y Luana. Cuando ella sale a vender ropa, al costado suyo está su hija, repasando y terminando desde el celular las tareas que tiene pendiente. Pero no solo eso, además, le ha descargado varios aplicativos que le permiten a Luana desarrollar sus habilidades en matemáticas y comunicación.

Lunes, miércoles y viernes, Carla y su pequeña se quedan en su vivienda una hora por la mañana para seguir Aprendo en Casa, por el canal 7 de Tv Perú. Pero ahí no queda todo. En la noche desarrollan experimentos en papelógrafos. También dibujan, pintan y leen cuentos. Aparte de eso, Luana demuestra su gran personalidad, y expone sin titubear, mientras su madre la graba con el celular. 

 

“Estoy muy involucrada con su educación. Y sé que la clave es estar junto a ella. Incluso le compro libros de otros grados avanzados para que ella llegue preparada al siguiente año”, sostiene Carla. Su hija actualmente cursa el segundo grado A en el I.E. 1248 5 de Abril, ubicada en Huaycán, Ate. Esta madre estalla de orgullo cuando la profesora de su hija, Ana Malpartida, la llama y llena de elogios a su niña.

Las tareas se hacen mejor de a dos, ese es pensamiento que tiene Carla. Ella ha aprendido a cantar, bailar y actuar, todo para que su hija se divierta mientras recibe nuevas lecciones. Esta madre asegura que el plan le viene trayendo buenos resultados. “En vez de que yo pida evaluarla, mi hija me exige que le tome examen y le mande videos de sus exposiciones a la profesora”, afirmó.  

Más que una maestra

Ana Malpartida tiene a su cargo 29 estudiantes y entre ellos se encuentra Luana. Destaca que, a comparación del año pasado, la niña viene mostrando un crecimiento sostenido. Ahora tiene mayor claridad para expresar sus ideas, le gusta exponer, y, además, demuestra que tiene mucho interés en corregir sus errores. ¿Pero a qué se debe este gran desempeño? “Veo a la mamá muy comprometida, la apoya para elaborar los videos, la alienta, ahora las veo muy felices a las dos, ya quedaron atrás los problemas que tenían”.

Esta maestra se siente satisfecha cuando ve que su trabajo se refleja en el crecimiento pedagógico de sus niños. Ella realiza de lunes a viernes una retroalimentación de 10 minutos —vía telefónica o por WhatsApp— a sus pequeños. Además, les envía fichas, a modo de prueba, para medir sus conocimientos. También les pide evidencias de sus tareas, ya sea con videos, audios o fotografías.

En el caso de Luana y su madre Carla Martínez, esta maestra confiesa que ha debido ser muy paciente y comprensiva. “Entendía las dificultades que tenían con la conectividad del celular. En otras ocasiones les he levantado el ánimo porque no se encontraban bien. Traté de dar mi mayor esfuerzo, olvidándome, por unos minutos, que yo también la estaba pasando muy mal en esos momentos”.

Ana Malpartida es consciente que cada niño es un mundo diferente, y para ello, necesita estar bien preparada. Sabe que, además de docente, también debe ser psicóloga, amiga, y una buena líder con sus estudiantes. Aclara que su trabajo no solo se basa en monitorear los conocimientos que reciben los escolares en Aprendo en casa. Ella les busca las mejores lecturas, problemas y videos para que refuercen sus conocimientos en matemáticas y comunicación.

Para el caso particular de Luana, su crecimiento la llena de satisfacción. Dentro de todo lo que puede destacar, ella valora la creatividad que tiene para presentar sus tareas y experimentos. Utiliza monedas, semillas, regletas, palitos de fósforo, chapitas. Incluso ha utilizado sus juguetes para representar sus historias. “Cuando una familia le pone empeño, sí es posible continuar las clases y así el aprendizaje no se paraliza. Lo otro es hacer lo que nosotros sabemos. Educar”, afirma la maestra.